viernes, 17 de diciembre de 2010

Ciudad de Huesos - Michael Conelly

La anciana se había pensado mejor lo de morirse, pero ya era demasiado tarde. Había hundido los dedos en la pintura y el yeso de la pared y se había roto casi todas las uñas. Después había intentado meter los dedos ensangrentados ba- jo la soga. Se había fracturado cuatro dedos de los pies al cocear las paredes. Harry Bosch se preguntó qué había ocurrido antes para que la anciana se deba- tiera de tal modo, para que mostrara un deseo de vivir tan desesperado. ¿Dónde guardaba la determinación y la voluntad y por qué la había abandonado hasta que se había colocado la soga de cable eléctrico alrededor del cuello y le había pega- do una patada a la silla? ¿Por qué se le había ocultado? No eran éstas preguntas oficiales que se plantearían en el informe de la defunción, sin embargo, eran cosas que Bosch no podía evitar pensar mientras permanecía sentado en su coche, frente a la residencia de ancianos La Edad Do- rada, en Sunset Boulevard, al este de la autovía de Hollywood. Eran las cuatro y veinte de la tarde del primer día del año, y Bosch estaba de guardia telefónica. Había transcurrido más de la mitad de la jornada y hasta el momento se habían producido dos suicidios: uno por disparo y el otro el de la ahorcada. Ambas víctimas eran mujeres y en ambos casos había señales de depresión y desespera- ción. Soledad. El día de Año Nuevo siempre era una buena fecha para los suici- dios. Mientras la mayoría de la gente recibía el año con un sentimiento de espe- ranza y renovación, había otros que lo veían como un buen día para morir, y algu- nos -como la anciana- no se daban cuenta de su error hasta que era demasiado tarde


Crónicas de Robots - Reed Kit

Todo empezó en la Caverna del Hombre de Espacio que no es una caverna ni mucho menos, sino el mayor de los lugares de plexiglás y plástico que hay para comer en Terraport. Yo no solía ir con frecuencia a ese sitio. Sus elevados precios son más a propósito para el bolsillo de los grandes ejecutivos que para el hombre que actualmente sale al espacio. Pero después de un año entero lejos de la Tierra y de haber llevado a cabo uno de los viajes más felices que he hecho en mi vida, me sentía con derecho a darme la buena vida durante algún tiempo. Me concentré para gozar de la buena comida, escuchando distraídamente la música y fijándome vagamente, pero con placer, en el lujo que me rodeaba, cuando los dos conejos saltaron a mi mesa. La cosa era bastante sorprendente en sí misma. Terraport es el tipo de ciudad habitada sobre todo por forasteros. Es donde hay más costumbre de aterrizar a la vuelta de Sirio, quedándose una semana o un mes, y después volar otra vez a Betelgeuse o a Algol. Y no es el lugar más apropiado para criar conejos, y si alguna de las minorías que actualmente viven en la ciudad tuvieran ese capricho, ¿por qué iban a ser tan excéntricos como para traer sus favoritos a un sitio como La Caverna? Soltando el cuchillo y el tenedor, me quedé embobado mirando a las pequeñas criaturas peludas.


Capitanes Intrepidos - Kipling Joshep

Insoportable, impertinente, una verdadera peste... Así se refieren todos a Harry Cheyne, un muchacho norteamericano, futuro heredero de treinta millones de dólares.
Sorpresivamente, durante una travesía que lo lleva a Europa, Harry cae al mar y es recogido por una goleta tripulada por audaces marinos que siguen las rutas del norte en busca de los grandes bancos de peces. Son ellos los "capitanes intrépidos", capaces de afrontar tempestades, naufragios e increíbles sacrificios.
Harry se ve obligado a compartir el trabajo y la ruda vida de los marineros, pero será para él una maravillosa experiencia que le enseñará a ser hombre.

Arde El Cielo - Ellison Harlan

Caían llameantes de un cielo ciego, y en los primeros días murieron diez mil de ellos. Los gritos resonaron en nuestras cabezas y las mujeres corrieron hacia las colinas para no oírlos. Pero no había ninguna escapatoria posible… ni para ellas ni para ninguno de nosotros. La muerte ardía en el cielo, y lo más terrible, lo más increíble de todo era que aquella muerte, o mejor dicho aquella cosa que moría, no éramos nosotros. Comenzó al caer la noche. El primero apareció como una estrella fugaz surgiendo de la oscuridad. Apenas se había desvanecido en las tinieblas cuando surgió otro, y luego otro más, y muy pronto el cielo se convirtió en un brillante cofre resplandeciente con el fuego de desconocidos diamantes...

martes, 2 de noviembre de 2010

DESAPARICIONES MISTERIOSAS - AMBROSE BIERCE

CRUZAR UN CAMPO NO ES FÁCIL Una mañana del mes de julio de 1854, un ha- cendado llamado Williamson, que vivía a seis millas de Selma, Alabama, estaba sentado en la galería de su casa, junto a su esposa y a un hijo. Inme- diatamente frente al edificio había un parque, que ocupaba una extensión de unas cincuenta yardas entre la casa y la carretera pública, o, según la lla- maban, “la picada”. Cruzando la carretera se exten- día un espeso pastizal de unos diez acres de superficie, totalmente llano: ni árboles, ni rocas, ningún objeto natural o artificial alteraba la chatura del terreno. En esa época, no había siquiera anima- les domésticos en ese campo. En otro campo, más allá del pastizal, una docena de esclavos trabajaba a las órdenes de un capataz...

ORGULLO Y PREJUICIO - JANE AUSTEN

Orgullo y prejuicio es la historia del señor y la señora Bennet, sus cinco hijas, y varias aventuras románticas en su residencia Hertfordshire de Longbourn. Los caracteres de los padres son contrastados enormemente: el señor Bennet es un caballero sabio e ingenioso; mientras que la señora Bennet está permanentemente preocupada por la cuestión del casamiento de sus hijas a cualquier coste. La razón de esta obsesión es porque su patrimonio pasará por ley después de la muerte de su esposo, a su pariente de sangre más cercano: su primo, Guillermo Collins, un hombre fatuo, indiscreto y pomposo. La historia de Austen cobra emoción con la llegada del joven soltero y rico Charles Bingley y su amigo Fitzwilliam Darcy. Esta es una historia de sentimientos, afectos, fingimientos, y la relación tempestuosa de Darcy con Elizabeth Bennet a la que Jane Austen reclamó como su favorita entre sus descendientes literarias. La primera versión, en 1797, fue rechazada y recién se publicó en 1813...

EN EL CIRCO DE LOS RATONES - HARLAN ELLISON

El Rey del Tibet estaba haciendo el amor con una gorda blanca. Se había tirado hacia las profundidades de un túnel de gelatina, milenios antes, y periódicamente, mientras la pistoneaba, un suave conejito blanco y rosa con levita y botines hacía temblar el túnel a su paso, estudiando un reloj de bolsillo que llevaba colgado de una pesada cadena de oro. La mujer blanca era suave como el sebo, con ojillos negros hundidos bajo prominentes cejas. La muy gorrina gruñía en un éxtasis insatisfecho, tratando desesperadamente, y sabiendo que nunca podría. Pues nunca había podido. El Rey del Tíbet tenia dolor de tripas. ¡Oh, estar en otro lugar, haciendo otra cosa, solo! El paisaje exterior temblaba en oleadas de miedo, que irradiaban desde las cimas le las montañas muy lejanas. En las cimas de las montañas, parduscos y marchitos viejos consideraban medios y fines, consideraban ruinas y portentos, consideraban porqués y porconsiguientes... Lo ignoraban todo... y se dedicaban a enviar más miedo a lugares más alejados. El paisaje temblaba en la noche, comenzando a estremecerse con un terror que era mayor que el miedo que había pasado antes...